Juan Carlos Lasheras, un mentor inigualable

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La ETSIAE celebra un acto en memoria de Juan Carlos Lasheras, como homenaje no solo a su figura como brillante ingeniero y científico, sino como una persona de una calidad humana excepcional.

Juan Carlos Lasheras se tituló en Ingeniería Aeronáutica en la ETSI Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid en 1975. Aunque comenzó la docencia en este mismo centro, pronto marchó a Estados Unidos, donde desarrolló toda su carrera docente e investigadora, primero en la Universidad del Sur de California (USC) y posteriormente en la Universidad de California en San Diego (UCSD). El profesor Lasheras, que falleció en La Jolla el 1 de febrero de 2021 a los 69 años de edad a causa de una breve lucha contra el cáncer, deja tras de sí un legado científico de gran relevancia, contribuyendo a la solución de importantes problemas tanto en ingeniería aeroespacial como en ingeniería biomédica.

Una brillante carrera profesional que bien merece los premios y homenajes recibidos en vida, entre otros, el Doctor Honoris Causa de la Universidad Politécnica de Madrid (fue investido en 2011). Pero el acto en memoria de Juan Carlos Lasheras, celebrado en la ETSI Aeronáutica y del Espacio, se centró en su calidad humana, sus valores y la huella personal que ha dejado en sus colaboradores, poniendo por delante al Juan Carlos mentor y amigo, aunque sin desmerecer los méritos del Lasheras investigador, como “su sobresaliente habilidad para identificar problemas relevantes que necesitaban una mayor comprensión y cuantificación o sus dotes comunicativas para transmitir con sencillez los conceptos más complicados”.

El recuerdo de sus amigos
Amable Liñán, catedrático emérito de la UPM, tuvo un papel decisivo para posibilitar los estudios de doctorado de Juan Carlos Lasheras en la Universidad de Princenton, manteniendo en todo momento una estrecha colaboración profesional y personal, porque siempre quiso seguir vinculado a España. Liñán lo calificó como un “maestro y mentor excepcional con el que tenemos una deuda impagable aquellos que tuvimos el privilegio de ser sus colaboradores cercanos y disfrutar de su generosidad y calidad humana”.

José Luis Montañés, catedrático de la UPM, habló de su amistad fraguada a lo largo del tiempo, que comenzó circunstancialmente siendo compañeros de promoción. Le describió como una “persona enormemente extrovertida, divertida y con un gran sentido del humor tras un semblante serio”. Y se refirió al año sabático pasado junto a Juan como “el mejor de su vida”.

Para Benigno Lázaro, también catedrático de la UPM, Lasheras fue “un maestro de vida”. Fue el primer estudiante de doctorado a quién le dirigió íntegramente la tesis en su etapa en la USC. “Pude comprobar lo afortunado que fui teniéndolo como director de tesis, me acogió con una generosidad excepcional, haciendo que no me sintiera extraño a miles de kilómetros de mi país”. Destacó además su “carácter positivo para afrontar la vida, con entrega y vitalismo”.

Carlos Martínez Bazán, catedrático de la Universidad de Granada, también fue su doctorando, pero ya en la USCD, y repasó en el acto la veintena de estudiantes a los que dirigió su tesis, dejando un legado científico de profesionales con una proyección impresionante. “Juan se implicaba tanto profesional como personalmente con sus doctorandos, de modo que llegaba a ser un director, un amigo y en ocasiones casi un padre”. Como docente, “era un profesor virtuoso, organizado, claro y metódico” y como investigador, “un experimentalista de gran talento y creatividad”.

Reconoce Pablo Martínez Legazpi, que también le tuvo como codirector de tesis, que Lasheras “ha sido y sigue siendo su mayor fuente de inspiración en su trayectoria científica. Disponía de todas las características que se presuponen a un mentor, aquel que debe: acompañar, inspirar, guiar, apoyar, motivar, patrocinar. Y todo ello, en el caso de Juan, regido por el altruismo, la integridad, el rigor y la excelencia”.

Isabel Gutiérrez Calderón, vicerrectora de Estudios de la Universidad Carlos III de Madrid, agradeció la inestimable ayuda de Juan Carlos Lasheras para la puesta en marcha de la titulación de Ingeniería Biomédica en esta universidad madrileña: “Juan apostó por nuestro proyecto con entusiasmo y dedicación y nos enseñó a afrontarlo con ambición, rigor y esmero. Nos deslumbró con dos de sus cualidades: la generosidad y la capacidad de gestión”.

Una de las intervenciones más emotivas fue la de Antonio Sánchez Pérez, pues relató las últimas semanas de vida del que fuera su profesor, mentor, compañero, colaborador científico y amigo. “Un detalle que ayuda a poner en perspectiva la grandeza de Juan es que dedicó esos últimos momentos a dejar en orden todos los asuntos relativos a sus colaboradores en la universidad, incluyendo muy particularmente a los estudiantes empleados en su laboratorio. Se sentía responsable por el bienestar de todos”. También quiso resaltar que se fue “en paz”, y que “igual que hay que saber vivir, hay que saber morir y Juan supo hacer las dos cosas”.

La influencia de Alexis
Todos coincidieron en nombrar a la esposa de Juan Carlos, Alexis, presente en el acto para agradecerle la infinita amabilidad, cariño y hospitalidad con la que ambos trataban a cualquiera que recalaba en el equipo de trabajo de Juan y que inmediatamente pasaba a ser parte de su propia familia, acogiéndolos y compartiendo momentos en su hogar y vida en común fuera de lo estrictamente académico.

Anécdotas en un acto de recuerdo emotivo
La directora de la ETSIAE, Cristina Cuerno, cerró un acto muy emotivo y repleto de anécdotas de vida, subrayando “el respeto y admiración que en la Escuela se tiene por Juan Carlos Lasheras”, quien fuera un entusiasta de la ciencia en sí misma, un convencido de que los científicos e ingenieros debían enfrentarse en el siglo XXI a transformar las ciencias de la vida, algo en lo que no cabe duda de que puso todo su empeño.

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