“Somos una universidad tecnológica y solidaria”

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Guillermo Cisneros, rector de la Universidad Politécnica de Madrid, subrayó durante el acto académico de Santo Tomás de Aquino el compromiso de la Universidad con la adquisición de conocimientos de los estudiantes y la “responsabilidad de poder certificarlo fehacientemente para evitar que queden marcados como generación Covid”.

La Universidad Politécnica de Madrid celebró la festividad de Santo Tomás de Aquino en un acto presidido por su rector, Guillermo Cisneros, una ceremonia especial sin investidura de nuevos doctores ni doctor/a honoris causa, pero en la que tuvo lugar la concesión de los premios de investigación e innovación educativa 2020.

Durante el acto, el rector de la UPM subrayó la importancia de “trabajar juntos”. En la lección magistral, el profesor Holgado ha descrito una de las muchas actividades desarrolladas en la UPM durante la pandemia, y que es “ejemplo de colaboración entre centros de investigación, en el que la suma de dos aporta mucho más al conjunto”. “En un entorno en el que la investigación y la innovación es cada vez más multidisciplinar, nuestra capacidad de coordinar esfuerzos y de reforzarnos dentro de nuestra misma Universidad nos posiciona como referente”, resaltó.

Para Guillermo Cisneros, la “Sociedad ha apreciado lo que la universidad puede aportarle como retorno a la inversión que hace en nosotros”. Pero también reclamó que “necesitamos que nuestros gobernantes y administradores sean conscientes de estas posibilidades y de las oportunidades que una adecuada financiación de la universidad puede aportar a la transformación de este país”.

Por ello, “necesitamos reforzar la transferencia, que nuestra industria identifique y se apoye en las capacidades de nuestras universidades, necesitamos marcos normativos que faciliten esta colaboración y, de esta manera, realmente contribuir a la transformación de la realidad tecnológica del país”. Porque, subrayó, “no se puede realizar esta transformación sin contar con las universidades”.

También el rector de la UPM aprovechó la ocasión para reconocer todo el “esfuerzo realizado en cada uno de los Centros para adaptarnos a la realidad sanitaria y para mantener, en la medida de lo posible, las actividades que no se pueden aprender de otra forma”. “Nuestra universidad sigue siendo eminentemente presencial y me resisto a perder lo que supone el contacto humano profesor-estudiante porque no sólo enseñamos conocimientos, tenemos que facilitar que nuestros estudiantes adquieran las capacidades necesarias para su desarrollo personal”, subrayó. “También tenemos la responsabilidad de poder certificar fehacientemente su adquisición de conocimientos para evitar que queden marcados como generación Covid”, destacó el rector.

En este sentido, Cisneros resaltó además que “somos una universidad solidaria. Una universidad que desde los primeros días de la pandemia y desde casa, sin poder acceder a nuestros centros, se puso en marcha para fabricar pantallas protectoras, coser mascarillas, colaborar en el desarrollo de respiradores, enseñar a los mayores aislados en sus residencias a conectarse con los suyos por videoconferencia, ayudar en todo lo que podíamos. Y esto lo habéis hecho entre todos: profesores, personal y estudiantes”.

Finalmente en su discurso, el rector indicó que “somos Universidad Politécnica de Madrid, somos una universidad tecnológica capaz de ayudar a la transformación de nuestra Sociedad. Trabajamos para ello”.

COVID 19: Una clase magistral de ciencia y tecnología
Los investigadores Araceli Díaz Perales y Miguel Holgado Bolaños impartieron la lección magistral bajo el título “COVID 19: Una clase magistral de ciencia y tecnología”. Ambos pusieron en valor el trabajo realizado durante estos meses en sus grupos de investigación para desarrollar sistemas de diagnóstico de COVID19, resaltando además la “dificultad que conlleva y dejando constancia de la importancia de la transferencia de la investigación”.

Gracias a la unión de dos centros de la Universidad, el CTB y el CBGP, y al apoyo de la empresa de base tecnológica BIOD, han realizado hasta la fecha más de 2.200 diagnósticos en saliva y más de 650 diagnósticos en sangre. En su estudio, que está ahora en fase de publicación, descubrieron que “cuando eres grave da igual la edad que tengas”, que un “20% de los donantes sanos de sangre de finales de febrero de 2020 habían pasado o estaban pasando la enfermedad siendo asintomáticos”, y “que había pacientes que aunque pasen la enfermedad no generaban anticuerpos”, explicó Miguel Holgado. Y descubrimos, continuó, que con un simple diagnóstico podemos predecir la gravedad y que esta se relaciona con la cantidad de anticuerpos y la ferritina como marcador inflamatorio. “Puede ser un gran avance a la hora de generar una herramienta que ayude a los facultativos médicos”, subrayó el investigador de la UPM.

Junto a ello, con el objetivo de validar un test en saliva como diagnóstico precoz de la enfermedad, en octubre se comenzó un proyecto piloto de investigación, voluntario experimental y no vinculante para detección precoz, vigilancia y control de COVID-19. Así, explicó Holgado, en “noviembre teníamos los primeros datos y en el mes de diciembre de 2020 terminamos, con unos excelentes resultados para validar la tecnología”.

¿Qué hubiéramos hecho sin la tecnología para combatir al virus?
En su opinión, el caso de la UPM supone un claro ejemplo de que, “a pesar de la frustración por no encontrar una solución global a la pandemia en poco tiempo, desde su inicio la ciencia y la tecnología están siendo claves”. “Sin la tecnología, hubiera sido imposible investigar al virus, desarrollar nuevos sistemas de diagnóstico, crear una vacuna, ser capaces de producirla y distribuirla a escala mundial”, subrayó el investigador de la UPM.

Por indicar algunas, continuó, nos podríamos preguntar qué hubiéramos hecho sin la famosa invención de la PCR en el año 1983, o los test enzimáticos ELISA inventados en 1971 o el desarrollo de los microscopios. Pero no basta con el desarrollo del biosensor en un laboratorio o una vacuna en un centro de investigación.

Araceli Díaz citó el ejemplo de la científica húngara Katalin Karikó, que está detrás del descubrimiento clave para poder desarrollar vacunas basadas en la ‘tecnología RNA’. “Toda la carrera científica de Karikó se basaba en aprovechar el poder del RNA para luchar contra enfermedades provocadas por patógenos, o por degeneración de nuestras estructuras. Sin embargo, no fue capaz de encontrar financiación durante mucho tiempo”, señaló.

En este sentido, el investigador de la UPM Miguel Holgado puso el énfasis en la necesidad de desarrollar “acciones de transferencia al sector así como contar con los instrumentos de financiación y las alianzas estratégicas que aseguren la escalabilidad”. “Un buen ejemplo es el consorcio liderado por la Universidad de Oxford y la empresa farmacéutica AstraZeneca para el desarrollo de la vacuna contra COVID-19”, citó.

Y es que el desarrollo de las vacunas SARS-CoV-2 ha supuesto un “hito de colaboración y altruismo científico, pocas veces visto en la historia”, subrayó la profesora Díaz Perales. A fecha de hoy, se han registrado aproximadamente 300 vacunas candidatas para prevenir el coronavirus a nivel mundial. Y las tres vacunas que ya están siendo empleadas en la vacunación masiva, Pfizer/Biontech, Moderna y Astrazeneca/Oxford, han demostrado su seguridad, eficacia frente a la enfermedad, y eficacia frente a la transmisión de la enfermedad, indicó.

Un claro ejemplo de las consecuencias de no invertir y transferir en ciencia
En el caso de nuestro país, no falta capacidad científica, tampoco tecnológica, pero se necesita capacidad de transferencia. “España ocupa el puesto 11 o 12 en producción científica a escala mundial, y todavía algo mejor en el impacto de la ciencia que produce. Sin embargo, según la OCDE caemos al lugar 30 en innovación  y transferencia”, subrayó Miguel Holgado.

Las pandemias, explicó Araceli Díaz, son consecuencia de una tormenta perfecta: invasión de nuevos ecosistemas y exposición a nuevos virus; una dispersión muy rápida; una deficiente respuesta socio-sanitaria; y una falta de medidas de control y prevención. Al igual que ocurrió con la pandemia de la gripe del 18, habrá nuevas plagas humanas, también amenazas a nuestra seguridad alimentaria, y nuevos retos ambientales, económicos, y sociales, que necesitarán un sistema previo de preparación, advirtió la profesora Díaz Perales.

“La ciencia es la vacuna que nos permite resistir una nueva e imprevista enfermedad, el airbag, el seguro, que nos permite reunir tiempo para afrontar los nuevos desafíos. Pero para ello hay que tener infraestructuras fuertes, estables, que permitan crecer. Por ello, deberíamos repensar cómo es la carrera científica española”, concluyó.

Premios
La ceremonia de Santo Tomás de Aquino es el marco habitual de entrega de las distinciones que la UPM concede a profesores e investigadores por su compromiso docente y con la I+D, y que este año ascienden a dieciséis premios.

En esta ocasión, el Premio de Investigación le ha correspondido a Mª Teresa Arredondo (ETSI de Telecomunicación), el Premio de Proyección de la Actividad Investigadora ha sido para Teona Mireia (ETS de Telecomunicación), el Premio Ciencia y Tecnología para la Sociedad a José Ygnacio Pastor (ETSI Caminos, Canales y Puertos) y el de Proyecto e Investigación Internacional para Ernestina Menasalvas (ETS de Ingenieros Informáticos).

También se han concedido el Premio de Consolidación de la Actividad Investigadora a Ignacio Antón (ETS de Ingeniería y Sistemas de Telecomunicación) y el de Incorporación de Excelencia Investigadora para Bryan Strange (ETSI de Telecomunicación).

El Premio al Artículo Científico más citado a Óscar Araque (ETSI de Telecomunicación), y al más citado con origen en una Tesis Doctoral, para Fadi Shrouf (ETSI Industriales). También se ha entregado el Premio Proyecto de  Colaboración Público-Privada al profesor Fernando Calle (ETSI de Telecomunicación) proyecto SAVE convocatoria INSPIRE UPM-REPSOL.

Además, se concedió el Premio de Cooperación Internacional en Investigación para el Desarrollo en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid para Unicomfacauca-Tecnicafé. Propuso la candidatura la profesora Virginia Díaz (ETSI Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas).

También se entregaron los dos premios “Partenariado público-privado de Cooperación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Uno para Alianza Shire. Presentó candidatura Carlos Mataix, director del itdUPM y representante de la UPM en el Comité de Dirección de Alianza Shire. El otro galardón fue para la Fundación Botín. Propuso Alberto Garrido, vicerrector de calidad y eficiencia y director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.

En cuanto a los galardones que reconocen la actividad docente, el Premio a la Excelencia Docente se ha concedido a Bartolo Luque (ETSI Aeronáutica y del Espacio) por su destacada actividad docente durante más de 25 años. El Premio a la Innovación Educativa ha reconocido la labor de Manuel Rodríguez (ETSI Industriales).

Además, se han otorgado dos Premios a Proyectos de Innovación Educativa: el primero al PIE “e-pi-log-0: Teatro Inteligente”, coordinado por la profesora de la ETSI de Caminos, Canales y Puertos, Mariló López. El segundo reconocimiento ha sido para el PIE “Tecnología con Superpoderes”, coordinado por la profesora de la ETS de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, Consuelo Fernández.

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