“En modo avión” o cómo ayudar a un colegio de educación especial mediante el aprendizaje-servicio

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El proyecto “En modo avión” involucra a estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid en la adecuación de un aula del CPEE Príncipe de Asturias de Aranjuez como si fuera el interior de un avión.

En el Centro Público de Educación Especial Príncipe de Asturias lo tienen claro, la educación tradicional no motiva a sus estudiantes y para una correcta adquisición de conocimientos han decidido recurrir a otras metodologías alternativas más activas, participativas, globalizadas y más funcionales, con contenidos fácilmente aplicables a la vida diaria de su alumnado.

“La idea de montar un avión con piezas reales en el aula surgió a partir del visionado de un programa americano de televisión sobre reciclaje, en el cual montaban una avioneta en el patio de un colegio que usaban como biblioteca del centro. Enseguida vimos las posibilidades que ofrecía esta idea para trabajar los distintos contenidos curriculares”, explican desde el colegio.

Eligieron la planificación de viajes a distintos destinos como dinámica principal, incluyendo contenidos de todas las áreas curriculares trabajados desde un enfoque competencial y convirtiendo un aula en el interior de un avión, con piezas reales desguazadas de aviones fuera de servicio. “Nuestro objetivo ha sido siempre ampliar las instalaciones de nuestro aeropuerto para que los alumnos y las alumnas puedan generalizar los aprendizajes más fácilmente, pero no contamos ni con los recursos ni con el conocimiento suficiente”, reconocen. Ahí nace el proyecto de Aprendizaje-Servicio (ApS) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) “En modo avión”, cuando desde el CPEE Príncipe de Asturias solicitan colaboración técnica a la Universidad para que la experiencia de sus 30 alumnos del ciclo de Pretalleres y Talleres, de entre 16 y 21 años sea lo más fiel posible a la realidad.

“En Modo Avión” está dirigido por la profesora Consuelo Fernández, junto a otros docentes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) e involucra en esta primera fase a otros 14 estudiantes de la UPM, graduados de diferentes titulaciones, como Edificación, Arquitectura Técnica o Ingeniería Técnica Agrícola, pero actualmente matriculados en el Máster Universitario de Formación del Profesorado de Secundaria, Bachillerato y FP.

Para estos estudiantes de la UPM, el proyecto de ApS constituía una actividad voluntaria que se ha desarrollado de manera coordinada dentro de tres asignaturas del citado máster: Innovación e Investigación Educativa, Proyectos Tecnológicos y Diseño de Elementos Mecánicos. Divididos en grupos de trabajo, han desarrollado, un carrito de vending, un patinete robotizado, un arco de seguridad y un código QR y una web para las tarjetas de embarque, aunque estos dos últimos elementos no pudieron culminarse por un incidente ajeno al proyecto. 

El carrito de vending ha sido un elemento fundamental del interior del avión para dar realismo a la experiencia del viaje. Pero, además, los estudiantes encargados de su planificación, diseño y construcción han desarrollado un patinete robotizado para transportar mochilas o maletas, con una parte electrónica para que pueda ser manejado a distancia mediante un dispositivo móvil.

Otro elemento que se ha instalado es un arco de seguridad que permite a los estudiantes pasar a la zona de “embarque” del aula. La estructura de madera fue creada en taller de carpintería del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR-UPM), cuyos profesionales han colaborado desinteresadamente con trabajos de ebanistería y pintura tanto en el arco como en el carrito de vending. La parte electrónica, mecánica y la programación de luces y sonidos en una placa Arduino ha sido llevada a cabo por estudiantes de la UPM. En su construcción se ha reutilizado material de impresoras desechadas, tiras LED de segunda mano, etc., para al mismo tiempo contribuir a la protección del medio ambiente.

Los docentes del CPEE Príncipe de Asturias están encantados y agradecidos al proyecto: “La colaboración con la UPM ha sido muy positiva. Escucharon nuestras ideas, nos dieron su punto de vista y nos propusieron distintas opciones para que el proyecto fuera más viable. Los nuevos elementos han ampliado la cantidad y calidad de las actividades que podemos realizar y hemos notado que los alumnos han aumentado su motivación”.

De hecho, de cara al futuro se plantean continuar en esta línea y mantener la colaboración con la Universidad. “Pretendemos seguir ampliando y mejorando la estructura del avión (cerrándole por completo, dándole movilidad, iluminación…) e ir completando las instalaciones propias de un aeropuerto en las zonas comunes del ciclo como puestos de facturación, cintas de recogida de equipaje, salas de espera…”, afirman.

Aprendizaje-servicio, una formación bien valorada y necesaria
La UPM, a través del ApS, fomenta el aprendizaje mediante la experiencia práctica que proporciona el voluntariado, pero yendo un paso más allá, para que los estudiantes puedan aplicar sus conocimientos a mejorar la calidad de vida de determinados grupos sociales, adquiriendo una concienciación social al mismo tiempo que se forman.

Así lo confirman los estudiantes participantes en este “En modo avión”. “Este proyecto nos ha permitido vivir de primera mano cómo funciona el desarrollo de un proyecto educativo de aprendizaje-servicio, mediante el cual, se alcanzan las competencias de aprendizaje que se buscaban en las distintas asignaturas de manera práctica, amena, motivadora y permitiéndonos aportar nuestros conocimientos y experiencia para ayudar a otros”, afirma Sergio García.


“Este tipo de formación complementaria es importante para los estudiantes universitarios porque nos permite aplicar los conocimientos teóricos que hemos adquirido en clase a situaciones reales y concretas, lo que nos ayuda a consolidar nuestro aprendizaje. Además, fomenta habilidades importantes como el trabajo en equipo, la creatividad, la resolución de problemas y la toma de decisiones junto a la innovación, ya que los estudiantes tenemos la oportunidad de crear soluciones o propuestas nuevas y originales a problemas o situaciones específicas”, sostiene el equipo que ha desarrollado el arco de seguridad.

“Hicimos una visita al Colegio Público de Educación Especial Príncipe de Asturias, donde conocimos a los alumnos y profesores del centro. Para mí significó descubrir una realidad que no conocía y me pareció muy interesante poder colaborar con el centro de alguna manera. Personalmente, ha sido una experiencia muy enriquecedora”, reconoce Miguel Ángel.

En el colegio lo corroboran. “Las visitas que nos han hecho han sido muy productivas para todos: el alumnado de la UPM se ha acercado a nuestra realidad y nuestro alumnado ha estado encantado de poder pasar tiempo con ellos y ellas”.

Desde la perspectiva del profesorado universitario, el Aprendizaje-Servicio se configura como una herramienta muy provechosa y satisfactoria. “El ApS ofrece una oportunidad excepcional para mejorar nuestra labor docente porque facilita la motivación e implicación responsable de los estudiantes. A través de estos proyectos reales y útiles para otras personas, los estudiantes aprenden desde la emoción”, explica Consuelo Fernández, coordinadora del proyecto “En modo avión” y responsable de la oficina de ApS de la UPM.

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