El lanzamiento de UPMSat-2, retrasado hasta el mes de agosto

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Arianespace ha decidido aplazar el Vuelo VV16 por la persistencia de vientos en altitud excepcionalmente desfavorables sobre el Centro Espacial de Guayana.

La reprogramación anunciada por el CEO de Arianespace, Stéphane Israël, en la última cancelación del Vuelo VV16 Vega-SSMS PoC, apunta ahora a finales de agosto como nueva ventana de lanzamiento. Aunque aún existe un cierto grado de incertidumbre, para entonces se espera que el pronóstico sea más favorable según los datos de viento obtenidos mediante modelos de observación a lo largo de varios años en la zona de la Guayana Francesa (Kourou), donde se encuentra el puerto espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El estudio de las condiciones de viento en altitud es especialmente importante en los lanzamientos desde Kourou ya que es necesario proteger las zonas pobladas de fragmentos que puedan desprenderse durante el lanzamiento, por ejemplo, si se produjera un fallo en el lanzador durante el vuelo.

El Vuelo VV16 del cohete Vega será el que lleve a UPMSat-2 al espacio y le permita comenzar su operación como plataforma de demostración tecnológica en órbita. El lanzamiento, que estaba previsto para el 18 de junio tras haber tenido que ser pospuesto a causa de la pandemia del covid19, ha sido cancelado en reiteradas ocasiones durante el mes de junio por las desfavorables condiciones meteorológicas.

“Como no se prevé una mejora de la situación meteorológica a corto plazo, Arianespace ha decidido aplazar el Vuelo VV16 hasta el 17 de agosto 2020”, sostienen en su comunicado. “En cualquier caso, esa es la fecha a partir de la cual se puede producir el lanzamiento, puesto que la meteorología es una de las variables que se revisan hasta minutos antes del lanzamiento y que es determinante para dar luz verde al inicio de la cuenta atrás. De hecho, ha sido la meteorología adversa la que ha provocado las últimas cuatro cancelaciones, a pesar de que tanto el lanzador como los satélites estaban completamente preparados para el vuelo. Hay que tener en cuenta que este lanzamiento, hacia una órbita heliosíncrona, se ejecuta en dirección norte, por lo que sobrevuela zonas protegidas por presentar núcleos de población, lo que lo hace particularmente sensible a las condiciones de viento que se están dando actualmente. La autoridad en materia de seguridad (CNES) está realizando estudios mediante modelos balísticos para fijar una fecha probable, aunque existe aún un cierto grado de incertidumbre. No se descartan futuros aplazamientos por este motivo que lleven la ventana de lanzamiento hasta finales de agosto o principios de septiembre”, explica Elena Roibás, directora técnica de UPMSat-2 e investigadora del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR/UPM), responsables del satélite.

Este período de espera se utilizará para recargar las baterías del lanzador y de los satélites, para que la disponibilidad tanto del Vega como de los 53 satélites en su interior que componen esta misión, se mantenga en condiciones óptimas como hasta ahora y el lanzamiento pueda realizarse con total seguridad en cuanto se den las circunstancias climatológicas pertinentes.

Recarga de UPMSat-2 en remoto
UPMSat-2 lleva embarcada una batería del fabricante SAFT, de 18 A•h, que debe lanzarse en condiciones de carga óptimas, unos 24 V. La batería está preparada para mantenerse en estas condiciones unas 8 semanas por lo que, con la nueva reprogramación, debe recargarse. Pero como ya ocurriera en marzo, cuando los investigadores del IDR tuvieron que abandonar el Centro Espacial de la Guayana para confinarse en Madrid, la recarga de la batería tendrá que realizarla personal de Arianespace. Estas actividades están programadas para la primera quincena de agosto y serán monitorizadas en todo momento por el equipo técnico de IDR, que está permanentemente en contacto con Kourou para desarrollar las acciones necesarias que mantengan a UPMSat-2 y sus cargas de pago embarcadas en condiciones seguras.

En paralelo, junto con el grupo de investigación STRAST, también de la Universidad Politécnica de Madrid, se siguen realizando las actividades de mantenimiento y pruebas sobre la estación terrena situada en el campus de Montegancedo, a fin de tener todo a punto para cuando se produzca el lanzamiento.

Una misión de prueba de concepto
UPMSat-2, el segundo satélite de la Universidad Politécnica de Madrid, viajará al espacio en esta misión compartida con otros 52 microsatélites, nanosatélites y cubesats. Una misión de relevancia para 13 países y 21 clientes implicados y que es pionera al servir como prueba de concepto del dispensador SSMS (Small Spacecraft Mission Service), que liberará progresivamente los pequeños satélites que alberga en su interior en una secuencia coordinada hasta su órbita al llegar al espacio.

“Entendemos la impaciencia de nuestros 21 clientes, y la compartimos; ahora dedicaremos toda nuestra energía a asegurar el éxito del Vuelo VV16 para esta emblemática misión lo más rápido posible", sostiene Arianespace.

Desde el IDR comparten esa inquietud y coinciden en señalar que lo primero es la seguridad. “Todos queremos que el lanzamiento sea un éxito, así que las condiciones en que debe producirse han de ser lo más seguras posibles. Queremos culminar el trabajo de todos estos años con un lanzamiento y viaje exitoso hasta la órbita, que nos permita iniciar las operaciones del satélite y ofrecer los datos extraídos a las empresas que llevan sus experimentos como carga de pago de UPMSat-2”.

Plataforma con una doble finalidad: formativa y de demostración en órbita
El UPMSat-2 ha sido desarrollado por los investigadores del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva, con la participación del Grupo de Investigación Sistemas de Tiempo Real y Arquitectura de Servicios Telemáticos (STRAST). Se trata de un satélite universitario con finalidad educativa, pues en su diseño, integración y ensayo han tomado parte alrededor de 70 alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE), concretamente del Máster Universitario en Sistemas Espaciales (MUSE) y del Grado en Ingeniería Aeroespacial (GIA). “Este aprendizaje tiene un valor incalculable para nuestros estudiantes, pues les permite integrarse en un proyecto real, enfrentándose a problemas ingenieriles, teniendo que aportar soluciones innovadoras, conociendo el trasfondo y los inconvenientes asociados a cualquier proyecto espacial, en definitiva, una experiencia que sólo se consigue haciendo, trabajando codo con codo con los expertos y tocando los componentes”, afirman los investigadores del IDR.

A ese propósito formativo se le suma el objetivo de ser una plataforma de demostración tecnológica en órbita. Durante los más de dos años de vida útil estimada pondrá a prueba los equipos que viajan en su interior como carga de pago. Estos responden a experimentos de innovación tecnológica de empresas españolas y europeas como el comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado de nuevo desarrollo, propuesto por IberEspacio; las pruebas de un magnetómetro experimental de alta sensibilidad, de Bartington; la calificación en vuelo de la aviónica (E-BOX), desarrollado por Tecnobit; la monitorización de los efectos de la radiación a bordo, propuesto por Tecnobit y STRAST; la demostración del funcionamiento de una rueda de reacción en miniatura para control de actitud, de la empresa SSBV; el desarrollo de un nuevo sensor solar de bajo coste, y experimentos de control térmico y experimentos de control de actitud basados en el campo magnético terrestre, estos últimos todos de interés para el IDR.

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