Las próximas 9 semanas, 45 profesionales de áreas tan diversas como la Ingeniería Aeronáutica, el Derecho, la Medicina, la Psicología o las Fuerzas Armadas, recibirán formación en el proceso de investigación de un incidente o accidente de una aeronave, tanto civil como militar. 31 seguirán el Curso de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aeronaves (INACCaero) de la Universidad Politécnica de Madrid en modalidad semipresencial, mientras que 14 acudirán a clases presenciales en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, pues esta formación se ofrece en ambas modalidades.
Al finalizar el curso, habrán obtenido los conocimientos de base necesarios para participar de forma eficiente en una investigación de un incidente o accidente aéreo. Los diferentes módulos de aprendizaje abordan cuál es la finalidad de la investigación, en qué normas se basa, cómo y quién la realiza, qué aspectos contempla, qué se puede obtener de ella y cómo dicha investigación puede contribuir a mejorar la seguridad aérea. Habrá clases teóricas, actividades prácticas, visitas y la presentación de un proyecto final.
El concepto de “cultura justa” para empezar
La primera lección ha corrido a cargo de Irene Nadal, doctora en Derecho Procesal por la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y docente en esa misma universidad. Esta experta en derecho aeronáutico, que colabora en acciones formativas con EUROCONTROL, COPAC, ENAIRE y APROCTA, ha impartido la conferencia: “Just Culture en la investigación de accidentes aéreos”.
A través de su ponencia, ha tratado de responder a dos cuestiones: ¿Es posible la cultura justa en la investigación de los accidentes aéreos? Y de ser así, ¿en qué términos se puede hablar de cultura justa en la investigación de este tipo de accidentes?
La profesora Nadal ha explicado que la “cultura justa” nace como “reacción ante la criminalización de las acciones humanas involucradas en los accidentes aéreos, pero ha evolucionado en el contexto de la cultura de seguridad. Porque lo que se pretende es ser proactivos, analizando y aprendiendo de los sucesos, generando un clima de confianza, sin castigar al personal de primera línea por sus acciones, omisiones o decisiones en el caso de un accidente, siempre que sean acordes a su experiencia y capacitación, pero sin tolerar negligencia grave, infracciones intencionadas ni actos destructivos”. Por todo ello, “la prioridad de la organización donde se produce el accidente debe ser dar soporte a las personas involucradas en el accidente”, ha sostenido.
Otro de los aspectos tratados fue el nivel de protección de la información, ya que “la información obtenida en el marco de la investigación debe ser de uso exclusivo para la finalidad para la que fue recopilada”, ha expuesto la experta en derecho aéreo.
Inauguración institucional
Este primer día de clase, también se ha convertido en un acto de inauguración, en el que las entidades e instituciones colaboradoras del mismo, dan, junto con la directora del curso, Cristina Cuerno, la bienvenida a los alumnos.
Julián Roldán Martínez, General presidente de la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM), ha reconocido el relevante papel de los investigadores. “Tenemos un investigador delegado en cada unidad donde existen aeronaves, porque los investigadores sois nuestros ojos en el proceso de investigación. Trabajamos en favor de la prevención y es clave mejorar la confianza para tender hacia una cultura justa”.
José Luis Lozano, director de Evaluación de la Seguridad y Auditoría Técnica Interna de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha destacado que “las actividades de investigación son un eslabón fundamental de la cadena en la mejora de los estándares de seguridad del ámbito de la aviación. En este contexto, es imprescindible contar con profesionales formados adecuadamente”.
Santiago Ripol Carulla, presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico y del Espacio y de la Aviación Comercial (IIDAEAC) ha valorado “el esfuerzo que van a hacer los alumnos por formarse en esta materia, de importancia para industria, instituciones, pasajeros…”.
Óscar Sanguino, presidente de Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), ha agradecido que se escuche la voz de los pilotos en este curso, “tenéis que conocer el punto de vista de los pilotos, puesto que tomamos decisiones complejas en décimas de segundo y vosotros como investigadores sois el futuro de la seguridad”.
Javier Martín-Chico, vicepresidente de la Asociación Española de Pilotos Civiles Comerciales (AEP), ha calificado la próxima década como “apasionante, llena de retos como la incorporación de la inteligencia artificial, la reducción de pilotos en cabina, que probablemente hará cambiar estos procesos de investigación”. Además, ha subrayado “el carácter multidisciplinar de las investigaciones”.
En esto último ha insistido la directora del INACCaero al señalar que es esta la edición más multidisciplinar hasta la fecha, con profesionales de diversas ramas más allá del ámbito aeronáutico y de la aviación, “lo que nos enriquece y nos enorgullece”.
Al mismo tiempo, ha agradecido a todas las entidades colaboradoras su alto grado de compromiso e implicación, convirtiéndolo así en “un curso de primera línea en su materia a nivel internacional”.
Para concluir, Cristina Cuerno, que además de directora del curso es vocal de la Comisión de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), ha resumido el objetivo y justificación de este curso: “La investigación de accidentes sigue siendo muy necesaria. Les formamos con el anhelo de que jamás tengan que poner en práctica lo aprendido, pero en caso de tener que hacerlo, darles una base sólida y unos principios inquebrantables en la búsqueda de la mejora de la seguridad aérea”.