Despegar en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) y aterrizar en el aeropuerto de Ibiza mientras se analiza el funcionamiento de los sistemas y subsistemas eléctricos y electrónicos embarcados en una aeronave, es una realidad en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Ello es posible gracias a una nueva instalación, el Laboratorio de Aviónica y Simulación que ha desarrollado el departamento de Sistemas Aeroespaciales, Transporte Aéreo y Aeropuertos (SATAA) para actividades docentes y de investigación.
Los primeros beneficiados de esta nueva instalación han sido los propios estudiantes que, como parte de sus prácticas curriculares, han procedido al montaje del simulador de una cabina de un Boeing 737-800, y su puesta a punto para su correcto funcionamiento.
En este último cuatrimestre del curso, Carlos Lorente, Santiago Salinas y Rubén Portugal, todos de 4º del Grado en Ingeniería Aeroespacial (GIA, especialidad de Navegación y Navegación y Sistemas Aeroespaciales), junto con Jorge Díez, de 4º curso del Grado en Gestión y Operaciones del Transporte Aéreo (GyOTA), han sido los encargados de dejarlo plenamente operativo para que, de cara al curso 2022/23 se puedan realizar prácticas asociadas a las asignaturas vinculadas a Aviónica y Sistemas de Navegación Aérea, tanto en GIA y GyOTA como en el Máster Universitario en Ingeniería Aeronáutica (MUIA) y el Máster Universitario en Sistemas del Transporte Aéreo (MUSTA). Cabe destacar que, en los dos cursos anteriores, otros siete estudiantes participaron en las etapas iniciales de instalación de los diferentes elementos del simulador.
“Montar el simulador, programar cada input, nos ha permitido ver de forma práctica conceptos que estudiamos durante la carrera, convertir la teoría en algo tangible”, explican estos estudiantes de la ETSIAE, que han trabajado bajo la tutela del profesor Javier Crespo, coordinador de la asignatura de Aviónica.
Para los estudiantes que se han implicado en el desarrollo del simulador lo más tedioso ha sido preparar la documentación, “pero sabemos que detrás de nosotros vendrán otros grupos de alumnos y queremos dejar información que les sea de utilidad en sus prácticas, que tengan una pequeña guía”, sostienen.
Aunque le faltan algunos detalles que se incorporarán en el futuro, ya cuenta con siete pantallas para visualizar el escenario de vuelo y las pantallas de vuelo del avión. Cuenta además con control y gestión del vuelo, incluyendo los sistemas de comunicaciones y navegación, permitiendo así realizar prácticas como el desarrollo de un plan de vuelo, la identificación de los sensores e instrumentos, la detección de fallos en el sistema, la simulación de situaciones de meteorología adversa, el uso de las radioayudas, etc. Incluso al sentarse a los mandos de la aeronave adquieren el rol de piloto y copiloto en cuanto a maniobras y control de la aeronave y en lo referente a sistemas de navegación y circulación aérea.
En las asignaturas de esas titulaciones impartidas en la ETSIAE también se cubren aspectos relacionados con la certificación de aeronaves y con el cálculo de la fiabilidad de los subsistemas que determinan la seguridad del sistema completo. Por tanto, el paso de los estudiantes por el Laboratorio de Aviónica y Simulación puede ayudar a que comprendan y afiancen estos conceptos.
Los resultados de aprendizaje giran en torno a cuatro ejes: conocimiento del entorno global de los sistemas embarcados; conocimiento de los sistemas de aviónica; análisis de la necesidad de instalación de equipos en función del tipo de aeronave, y aplicación al diseño de equipos y sistemas de aviónica.
Con potencial para actividades de investigación
Pero no sólo se usará para actividades docentes, también podrá emplearse en actividades de investigación del Grupo de Investigación en Navegación Aérea (GINA) de la Universidad Politécnica de Madrid. Entre otros, podría servir de apoyo a investigaciones ya iniciadas relativas a la respuesta del piloto ante situaciones de estrés en cabina. “Además, estamos abiertos a colaborar con empresas e instituciones del sector que crean que la información que podemos extraer de las simulaciones puede serles de utilidad en sus nuevos desarrollos y programas de I+D+i”, explica Javier Crespo.